Claro, evidentemente es una de las mejores sensaciones de las que somos capaces de sentir. Pero que pasa cuando por algún motivo o circunstancia, el miedo a decirlo y peor aun el miedo al rechazo, forjan esa opresión que luego se transforma en sombríos episodios producto de la cobardía? Y es cierto, temo a que soy destructivo y tengo tantas complicaciones en mi cabeza que tratar de usar papel higiénico biodegradable me haría estallar.
¡Acompáñame! seamos un par de cobardes y ardamos juntos con el fulgor de la gloria.
Y cada vez son menos los cobardes...Es fundamental contagiarse con esa gente, en mi caso es más difícil porque implica desestructurar parte de mi pseudo-complicada personalidad...
ResponderEliminarTen cuidado con la cobardía... no es bueno jugar sin decidir, sin comunicar
ResponderEliminarY encontrarse finalmente sin pan ni pedazo
yo te acompañé varias veces antes (creo yo)
ResponderEliminarahora no sé. Como que en el fondo aprendí a cruzar el río con buenas municiones y con una cuerda bien atada.
pero nada hubiese sido posible sin fe.
=)
aprovecho de desearte el mayor de los exitos para este año. Un abrazo gigante! (=
Es terrible. Yo casi siempre soy autodestructivo, y es lo peor.
ResponderEliminarA veces perder ese miedo seria lo mejor, pero ¿en que se topa?
Hay que hablar claro, Roberto. El tiempo corre, a veces las cosas se vencen, y es más terrible quedarse con los textos inconclusos que arrepentirse de una cagada que algo te enseñará.
Un abrazo de feliz año, otro de Hola y uno apretado de Chao (: