Chapado a la antigua

Compro el diario en vez de verlo en papel virtual, cargo el pase frente a una cajera de carne y hueso y no frente de esas maquinas con pantalla táctil, prefiero usar calculadora normal antes que un celular, prefiero sacar fotos con mi cámara instantánea aunque el rollo me cueste una fortuna, me gusta escribir cartas a mano a mis amigos, no me interesa tener el ultimo celular con sonido ultra y chorrocientos megapixeles y pantalla táctil, me conformo con uno que llame y envíe mensajes, soy amante de las caminatas tipo coloniales y amante del antiguo romance victoriano. Y al parecer soy la única persona que se asoma a ver el organillero que viene una vez cada dos meses al pasaje de mi casa.

Aun así no puedo negar el inevitable hecho que la tecnología ha beneficiado después de todo varios aspectos de mi vida, tanto social, académica y laboralmente. Partiendo por el paradójico hecho que estoy expresando esto a través de un medio virtual. Y aun mas, en mi estado de oscuridad abyecta. Hecho de menos los tiempos, ahora me siento como exiliado dentro de los exiliados.